La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, junto al Consejero de Sanidad del Principado de Asturias, Pablo Fernández, durante la entrega del premio
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Intervención alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, en el acto de entrega del premio "Avilesino del Año" al consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz
24 sept. 2021

Dicen que el más difícil de los reconocimientos es el que te otorga tu propio pueblo. El más difícil, pero sin duda el más sentido, el más sincero y el más merecido. En ningún lugar te conocen más y mejor que en el lugar donde naciste, donde descubriste las primeras vivencias, donde creciste como persona en el sentido más amplio de la palabra, donde vives.

Pues bien, hoy Pablo Fernández, Consejero de Sanidad del Gobierno del Principado de Asturias recibe este reconocimiento "Avilesino del Año". Y se lo otorgan quienes le conocen bien y tengo el honor de presentar en este merecido acto al excelente profesional y a la buenísima persona que es Pablo Fernández Muñiz.

Debo decir que también tengo la suerte de que a Pablo me une una relación estrecha e intensa en lo político pero también en lo personal. Porque además de a Pablo conozco muy bien a su familia, siempre ejemplo de entrega y sacrifico por los demás, desde el altruismo y la generosidad. Por eso creo que es necesario comenzar recordando a sus abuelos (Matoviva Oliva y José Ramón) y a sus padres (Néstor y Marina). Así como a sus hermanos (Belén y Néstor) y por su puesto a su compañera de vida Ana Suárez Guerra y sus hijos Nacho y Javi.

Una familia comprometida con la idea de pasar por la vida contribuyendo a mejorar las condiciones sociales de quienes les rodean.

Pablo es el representante público de una convicción familiar, pero también de una forma de ser y de estar en la vida en la que nos reconocemos los que reivindicamos la bondad en el ejercicio de la vida pública.

Porque si algo define a nuestro Consejero es que comparte esa entrega y sacrifico por lo demás que ha sabido canalizar a través de su condición de servidor público. Cuando te adentras en su largo y prolijo curriculum vitae es muy evidente.

Pablo se  licencia en Medicina y Cirugía por la Universidad de Oviedo. Su trayectoria profesional se inicia como médico de accidentes en la mina de Tormaleo para posteriormente incorporarse el servicio de Urgencias de Atención Primaria de Avilés.

Cursa el MIR en la especialidad de Cirugía General y del Aparato Digestivo, y se incorpora al Hospital General de Asturias, donde trabajó desde 1992 hasta 1996 logrando una beca de la Asociación Española de Cirujanos para formación específica en Cirugía Hepato-Bilio-Pancreática.

Posteriormente ejerce como cirujano en el Hospital Valle del Nalón entre 1997 y 2010 y en el Hospital San Agustín hasta 2016.

En dicho año asume la responsabilidad de director del área IV del Servicio de Salud del Principado,  que incluye la gestión del Hospital Monte Naranco y el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Pero además es miembro del Comité de Bioética de España y del Comité Científico de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI).

Su formación se completa como experto en cirugía oncoplástica y reconstructiva de la mama, especialista en ecografía mamaria, máster en Bioética por las Universidades del País Vasco, Zaragoza, La Laguna, Las Palmas de Gran Canaria y Rovira i Virgili, máster en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad Camilo José Cela, y máster en Dirección y Administración de Empresas (MBA) y especialidad en Gestión Sanitaria por IMF Business School.

Su compromiso, su entrega y su profesionalidad y su concepción de la medicina hace que el Presidente le ofrezca la posibilidad de ser Consejero de Sanidad del Gobierno el principado de Asturias. Y afortunadamente para todos los asturianos y asturianas acepta esta alta responsabilidad.

Nadie podía imaginar que la salud se convertiría en el principal asunto de estado de todos los países del mundo en la actual legislatura.

Hemos vivido meses insólitos para nuestra civilización. No por la pandemia en sí, que no es algo nuevo, pues ni es la primera ni será la última a la que nos enfrentaremos como sociedad, sino por la dimensión que ha alcanzado como consecuencia de la globalización y la creciente interacción de personas a lo largo y ancho del planeta: es absolutamente global.

Los días del confinamiento, con el desconocimiento de la incidencia real de la pandemia, pero ante la evidencia del creciente número de infectados y de fallecidos el miedo se instaló en la ciudadanía. Asistíamos, cada día, a un parte de guerra, marcado por el número de heridos y de caídos, en un combate contra un enemigo que se manifestaba con dureza cada día.

Desde el Ayuntamiento redoblamos todos los esfuerzos para hacer frente a la pandemia, desde la limpieza y desinfección de las calles a la atención de los más dependientes.

Como alcaldesa os puedo decir, que desde el primer momento sentimos la cercanía, la comprensión, el compromiso, la seguridad y la capacidad de respuesta de la consejería en los momentos más difíciles, y muy especialmente de su titular, el consejero de salud.

El sistema sanitario asturiano fue capaz de responder en todo momento, y de ofrecer la atención sanitaria a cada una de las personas que ingresaban como consecuencia de la pandemia, así como de otras urgencias que se producían.

Hubo momentos críticos, en Avilés también los vivimos, pero siempre hubo respuesta, solución y capacidad para actuar ante cada dificultad.

Hemos sido un ejemplo nacional. En primer lugar por la fortaleza de nuestro sistema sanitario. Me acordé muchas veces, durante esta pandemia del tesón con que Vicente Álvarez Areces volcó con la construcción del Hospital Universitario Central de Asturias, del que Pablo también fue gerente. Así como de la modernización de toda la red sanitaria asturiana. Disponer de estas infraestructuras públicas ha sido fundamental para afrontar estos momentos.

Pero por muy excelente que sea la red y el equipamiento, sin una buena organización nada hubiera sido posible. Y la hubo. Y por eso Asturias respondió con la celeridad y el acierto de todos y cada uno de los momentos más intensos de la crisis sanitaria.

Especialmente en la aplicación de las restricciones sanitarias, que fueron difíciles para los sectores afectados, pero fundamentales para frenar la incidencia de la enfermedad, para evitar cientos de muertes, pero también para conseguir acelerar los procesos de recuperación de nuestro tejido productivo.

Lo mismo podemos decir de la rapidez y la excelente organización demostrada en el proceso de vacunación. Desde el primer día lideramos el porcentaje de vacunación a nivel nacional. Y esto nos ha permitido  convertirnos en la primera comunidad autónoma de España, dentro del semáforo de riesgo diseñado por el Ministerio de Sanidad, en reducir la incidencia acumulada a dos semanas a niveles inferiores a los 25 casos por cada cien mil habitantes. Y así entrar en la llamada nueva normalidad.

Pero aún debemos ser muy prudentes, este último trimestre del año será fundamental para comprobar la evolución de la pandemia.

Hemos tenido mucha suerte de contar con un consejero como Pablo al frente de la Consejería de Salud. No sólo por su capacidad intelectual, por su formación, por su profesionalidad. También por su talante.

Un talante cercano, tranquilo y sereno que evidencia la importancia de actuar con inteligencia y calma, sopesando en cada momento los efectos de cada decisión. Pablo es ejemplo de los gestores políticos con vocación de reconducir los conflictos, calmado, y reflexivo tan valioso cuando las dificultades afloran, como en estos momentos de pandemia.

Un carácter que responde a la herencia familiar, lo sé muy bien. Ese es el patrimonio que heredamos quienes no procedemos de familias pudientes. Y este hecho me lleva nuevamente a sus padres y abuelos. Estoy segura que están enormemente orgullosos, tanto los presentes, como lo estarían aquellos que no nos acompañan, al ver en su nieto, en su hijo, a un político y consejero ejemplar. Nada que no supiéramos quienes le conocemos de siempre.

Por ello, ha sido un enorme acierto, por parte de la dirección del Premio Avilesino del Año, reconocer este año a la persona que tanto ha contribuido a protegernos ante una de las pandemias más graves del último siglo. Una pandemia con el precedente de la gripe de 1918 que, en sólo un año, acabó con la vida de más de 20 millones de personas.

En esta ocasión la ciencia y la política han evitado que se repita la historia. En Asturias su responsable fue nuestro Consejero Pablo Fernández Muñiz.

Enhorabuena Consejero por este reconocimiento tan merecido que representa el agradecimiento y orgullo de una ciudad porque uno de los nuestros haya conseguido que Asturias se sitúe como la primera Comunidad Autónoma de España en la protección y defensa de la salud, ante uno de los momentos más críticos de nuestra historia colectiva.

¡Muchas gracias Consejero! ¡Enhorabuena Pablo!

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