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III Exposición Internacional de Arte Postal, Avilés 2018 «El Fuego»
Palacio de Valdecarzana. 12 abril a 11 de mayo de 2018
El Palacio de Valdecarzana acoge la Tercera Exposición Internacional de Arte Postal, patrocinada por el Ayuntamiento de Avilés y por CORREOS, entidad que actúa como motor de esta iniciativa, volcándose en el proyecto tanto económicamente como con el esmero y profesionalidad del personal que manipula las obras depositadas en las estafetas de correos, o el de las carteras y carteros que las recogen o entregan en cada lugar, cuidando que no haya desperfectos a pesar de la fragilidad de alguna de ellas.
La Tercera Exposición Internacional de Arte Postal en Avilés tiene como lema «el fuego», uno de los fundamentales elementos que intervienen en la alfarería consolidando la obra cerámica tras su paso por el horno. El fuego físico o metafórico, el fuego pasional, el de la mirada, el del corazón, el fuego que caldea cuerpo y alma, el voraz que arrasa y asola, el que doblega al hierro del herrero, el que fusiona vidrios, el que concede panes crujientes y olorosos, el fuego que hilvana conversaciones, susurros, promesas o cánticos, el fuego que hechiza, que fascina -siempre fascina y relaja la magia de su crepitar-, el fuego que surge de las entrañas de la tierra... o el fuego del alfarero, ese al que invoca con aprensión antes de encender la llama que se hará dueña de su obra recitando:
Jesucristo bendito,
si está de menos se lo pones,
si está de más se lo quitas.
El fuego en todas sus manifestaciones es pues el leitmotiv de la presente convocatoria enclavada en las Décimas Jornadas de Alfarería 2018, con el fin abrir los límites de la etnografía y que se acerquen más personas a las tradiciones dejando volar la imaginación para crear una obra postal que incluya en su diseño o elaboración aquello que de una forma u otra hable del fuego, real o alegórico, finalizando el proceso con el franqueo, gesto recuperado y casi olvidado de «echar» una misiva en CORREOS, acto no exento de cierta emoción y ritualidad, convirtiéndose los autores en mailartistas internacionales e integrantes de la exposición avilesina.
Más allá del fuego ocasional proveniente de un fenómeno natural, y una vez que la evolución cognitiva de nuestro antepasado Homo erectus (Edad de Piedra Temprana o Paleolítico Inferior) pudo conceptualizar la idea del fuego, su uso controlado entendiendo como tal la facultad de crearlo de manera intelectual e intencionada, es el extraordinario ingenio humano el que desarrolló soluciones a necesidades vitales como poner luz y calor a las oscuras y frías noches, cocinar plantas y animales, calcinar piedras para obtener herramientas, alejar a las fieras depredadoras, reunirse o danzar ritualmente alrededor de una hoguera o de un dios mágico e incontrolable, poderoso y destructivo o... cocer arcilla para conseguir contenedores de alimentos.
El fuego y el Arte Postal han inspirado a un buen número de personas de toda condición creativa y de edades tan diversas como la del jovencísimo mailartista portugués Tiago Fernandes Milheiro Oliveira, de tan sólo 5 años, quien insistió con interés en participar en la convocatoria, cuya convocatoria a su cierre contabilizó más de 300 obras postales franqueadas en ciudades de 28 países de todo el mundo, que llegaron a Avilés desde Alemania, Argentina, Austria, Brasil, Canadá, Carolina del Sur, Chile, Dinamarca, Ecuador, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Inglaterra, Italia, Japón, Maryland, México, Portugal, Rumanía, San Francisco, Serbia, Singapur, Texas, Turquía, Uruguay, Washington, ciudades que se incorporan al hermanamiento con la villa asturiana a través del arte por correo y de los lazos surgidos de la originalidad y la creatividad concitadas en cada una de las postales recibidas, cuyo mosaico de soportes lo forman elementos tan diversos como papeles y cartones, cuero, madera, conglomerados, telas, hilos y lanas, ceras, acetatos, polímeros y resinas, o de nuevo materias orgánicas misteriosas.
Destacan las «instalaciones postales», una nueva modalidad de arte postal que nació en Avilés en la primera convocatoria y que ya en la segunda se definió con mayor intensidad tomando como referencia las originales creaciones del madrileño Domingo Sanz, con sus yacimientos arqueológicos de fantasía, quien en esta ocasión levanta una instalación postal basada en un escenario en el que Astérix y Obélix cocinan un suculento jabalí en un fuego frente a una palloza nevada; sorprendente instalación que convive con otras como la de la artista finlandesa Anja Mattila-Tolvanen, quien construyó su postal representando dentro de una caja de madera la cocción de una pieza cerámica deconstruída, o con las llamas de papel de la avilesina Natalia Menéndez. Otra novedad en la propuesta de Avilés son las nuevas tecnologías que se incorporan al mailart con las litofanías producidas en 3D (rememorando las antiguas porcelanas traslúcidas berlinesas del XVIII) enviadas por el asturiano Beltrán FM, con sugerentes y creativas representaciones de fuegos rituales impresas en fabricación aditiva del innovador siglo XXI.
Un hecho sorprendente es constatar cómo ha calado en la sociedad avilesina y asturiana el Mail Art al observar cómo centros educativos y otros colectivos sociales abordan el tratamiento más «academicista» de la explosión creativa y plástica que supone la experiencia pionera en Avilés. Son varios los institutos que utilizan el mailart regularmente como ejercicio plástico en sus clases, al igual que el alumnado más joven de la Escuela de Artes y Oficios de Avilés encamina sus pinceles para plasmar escenas con el fuego como protagonista, pensando ya no como pintores sino como mailartistas, es decir, con la perspectiva de desprenderse de su obra con gesto generoso y altruista (una forma de entender el arte menos posesiva y personalista).
Incluso profesionales de las artes plásticas centrados en disciplinas ortodoxas que orientan su creación a un fin establecido como es un contexto expositivo, se abren al concepto que define el mailart de despojo físico de la obra, donde el autor consagrado o que goza de fama se iguala al anónimo, compartiendo ambos el mismo espacio y reconocimiento, la misma satisfacción de «crear por el mero hecho de crear».
La libertad de ataduras técnicas y de reglas impuestas por criterios galeristas, mercantiles o de cualquier otro tipo seguro que ha propiciado que cada mailartista se haya divertido delante de la obra postal dejándose ir jugando con lápices o pinceles, pegamentos, grapas, tijeras, clavos e hilos, o descubriendo nuevos materiales con los que expresarse en este campo -quizá impensables en su universo creativo-, explorando vías desconocidas de comunicación hacia el exterior, y cómo no introspectivamente, todo ello sin sometimiento a jurados, premios o galardones de ningún tipo.
La Tercera Exposición Internacional de Arte Postal en Avilés que se muestra en el Palacio de Valdecarzana evidencia una vez más la maravillosa generosidad de quienes han participado y cómo desde miles de kilómetros de separación cada mailartista teje una misma red en la que todas las personas se unen para hacer realidad un proyecto colectivo formando entre todos un universo democratizado e igualador de personas con ideas y sentimientos comunes, dando sentido al más puro concepto Mail Art.
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