Culture
La Escuela Municipal de Cerámica despide el curso con su tradicional fiesta del Rakú
18 jun. 2025
La entrega de diplomas de fin de curso se hará en torno a las 14:00 horas, finalizando la jornada con una comida de convivencia

 

 

La Escuela Municipal de Cerámica de Avilés celebrará mañana, 19 de junio, su tradicional fiesta de fin de curso, con el Rakú como protagonista. A partir de las 10:00 y hasta las 14:00 horas, se llevará a cabo la cocción de aproximadamente 200 piezas que durante el mismo se han elaborado para esta ocasión.

En una jornada concebida para compartir, disfrutar y celebrar la creatividad, el encuentro reunirá a alumnado, profesorado y amantes de la cerámica. Este curso han participado cerca de 90 alumnos adultos en los distintos talleres que ofrece la escuela: Iniciación, Perfeccionamiento, Forma y Superficie: Escultura Cerámica con formas geométricas, e Investigación y Nueva Cerámica.

La fiesta de este año tendrá un valor especial, ya que supone una etapa de transición con la incorporación de nuevos profesores, tras la finalización de Pablo Hugo Rozada y Orlando Morán, referentes durante años en la Escuela Municipal de Cerámica.

Al finalizar la cocción de Rakú, se celebrará un acto de entrega de diplomas en reconocimiento al esfuerzo, dedicación y talento del alumnado a lo largo del curso. Como broche final, se compartirá una comida de convivencia entre todos los asistentes, un momento para reforzar los vínculos dentro de esta comunidad artística y educativa.

Las inscripciones para el próximo curso estarán disponibles a partir de principios de septiembre.

El arte del Rakú

Originaria de Japón, esta técnica cerámica surgió como un método específico para elaborar tazones destinados a la ceremonia del té. Con el tiempo, su uso se expandió desde Asia hacia Europa y América, donde numerosos artistas ceramistas la incorporaron y reinterpretaron, adaptándola a sus propias expresiones artísticas.

Para el Rakú se utiliza una arcilla especialmente resistente al choque térmico, capaz de soportar las intensas variaciones de temperaturas propias de esta técnica. Los esmaltes, diseñados específicamente para este proceso, suelen contener metales como cobre, hierro, plata o bismuto, que generan efectos visuales sorprendentes durante la cocción.

El proceso en sí es una danza entre el fuego y la materia. Una vez decoradas, las piezas se introducen directamente en un horno previamente calentado, alcanzando temperaturas de hasta 950 ºC. Cuando están aún incandescentes, se extraen cuidadosamente con pinzas especiales y se depositan en recipientes con materiales combustibles como virutas de madera, serrín o papel.

Esta técnica no solo fija los esmaltes de manera singular, sino que provoca una serie de reacciones químicas que originan las características grietas y craquelados del Rakú. Cada pieza se ocnvierte así en una obra irrepetible, donde el azar se transforma en un colaborador creativo.

El ahumado, elemento esencial en el proceso, tiene lugar durante el enfriamiento rápido tras la cocción, generando colores y texturas únicas, desde tonos vibrantes, cobrizos y turquesas hasta negros y grises, que emergen gracias a reducciones intencionadas en áreas concretas. El resultado es un conjunto de obras que encapsulan la riqueza visual y táctil del Rakú.

 

  • Cultura

También te puede interesar...