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Alfarería Tradicional de España: Ritos y Creencias Populares
Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE). 8 de abril a 5 de mayo de 2017
La vida y la muerte son dos caras de una misma moneda, acuñada a base de simbolismos, reglas y patrones que se repiten continuamente desde una mente plagada de choques emocionales incomprensibles, condenada a sentir temor y a buscar amparo en un ente superior, en una fuerza sobrenatural. Así ha sido desde el principio de los tiempos, desde que la sique humana se encontró con el miedo, un sentimiento con el que desde entonces nacemos y morimos.
La concepción del mundo en las primeras fases de ocupación humana se regía por mentes primitivas, incapaces de entender y dimensionar fenómenos temporales, cosmológicos y los relacionados con el ciclo vital y la naturaleza del ser. Para poder entenderse con esa inmensidad cósmica, para poder asimilarla, el hombre necesitó crear una realidad vasta nutrida de fuerzas superiores a él, dotando de poder sobrenatural a todo lo que escapaba a su conocimiento más rudimentario. Pronto fueron numen las estrellas, los ríos, las piedras, los árboles, el sol y la luna que aparecían y desaparecían en un firmamento inmenso e inalcanzable, el fuego, el rayo y la tormenta, las sombras de la noche y la oscuridad. Y la muerte, la tan inescrutable y temida muerte. Misterios atrayentes que desembocaron en fuerzas invisibles y fascinantes para aquel hombre primitivo, y que ya no lo abandonarían más.
Desde entonces, cada sociedad ha ido tratando de integrar lo mágico y sobrenatural a su rutina, aceptando la existencia de parcelas incomprensibles, intuitivas y pasionales y nombrando dioses, creando amuletos, simbolizando objetos considerados mágicos, con energía, con poder..., construyendo acciones o palabras rituales para protegerse, para paliar su miedo y para prolongar la vida, incluso la «otra vida», la de las almas y la de los espíritus. Este hecho, el de la muerte y su trasmigración propició escenarios en los que divinizar objetos con los que realizar prácticas mágico religiosas y celebrar rituales relacionados con creencias animistas, en las que la tierra y la naturaleza se consideraban generadoras de vida.
La necesidad de estar en contacto permanente con sus dioses, muchos de ellos tan alejados de aquel ser minúsculo como lo pueden estar un astro o una montaña, hizo que esa presencia numinosa adoptara diferentes formas representativas de fuerzas del oscuro y primitivo universo a las que tener cerca, presentes, a una escala «humana». Dioses realizados en piedra, en madera, en hueso, grabados o pintados o creados en arcilla —materia indiscutible con la que se han reproducido todos los dioses imaginados por el hombre, sus versiones y alegorías—, para que fuesen intermediarios entre él y la divinidad, para acortar la distancia entre lo rogado y lo otorgado por el dios.
Con el transcurrir de las civilizaciones esos dioses se fueron transformando junto con los miedos, en cada sociedad, en paralelo al entorno y al conocimiento del ser humano; evolución que mudó viejas irrupciones sagradas o difuminó otras y germinó nuevas deidades protectoras, mágicas y poderosas con las que el ser humano pudo seguir tranquilizando su alma, su espíritu, su miedo. Incluso, fue más allá, y también pidió al ser superior males y venganzas contra su adversario, contra su enemigo (o contra su vecino).
Para entender la exposición ALFARERÍA TRADICIONAL DE ESPAÑA: ritos y creencias populares, eje sobre el que giran las Novenas Jornadas de Alfarería, Avilés 2017, es necesario comprender que el hombre es un animal religioso por naturaleza y que está sujeto a una esencia cósmica contenedora de todas las realidades divinas y terrenales, a una deidad si se quiere definir de esta manera. Por ello, a pesar de la luz vertida por la ciencia sobre lo desconocido relacionado con las vivencias cruciales de la especie humana, las creencias ancestrales están tan profundamente enraizadas en el subconsciente, que muchas de ellas siguen presentes y ordenan lo cotidiano de la sociedad actual. El miedo sigue en nosotros de continuum y nuestro aparente único recurso para doblegarlo es mantener la coagulación de ritos y supersticiones, viejos y nuevos mecanismos de equilibrio emocional, incansablemente, para mitigar la angustia ante la muerte, la pérdida, la enfermedad, la desgracia..., sin resolver definitivamente el problema de la finitud de la vida.
Supersticiones o creencias atávicas reflejadas en las paredes de arcilla de las vasijas que se pueden ver en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE) de Avilés, una extensa variedad formal, más de 120 piezas originales y de diferentes épocas, algunas de los siglos XVII y XVIII, que constata de nuevo la conclusión de la investigación bibliográfica vertida en el catálogo de la exposición ALFARERÍA TRADICIONAL DE ESPAÑA: agua y fuego (con la que se inició este ciclo de alfarería española en 2011), afirmando entonces que fueron más de 100.000 los obradores activos existentes en la Península Ibérica a lo largo de los últimos tres siglos.
De aquellos polvos, estas vasijas, la mayoría tan pegadas al ser humano, a sus necesidades vitales y a su subsistencia, acompañándolo a lo largo de su vida como un ajuar preciado, en la urbe y, sobre todo, en la España rural. No extraña pues, que hayan sido sus paredes de barro el soporte idóneo donde plasmar símbolos religiosos y paganos con los que protegerse o invocar a dioses o demonios.
Así, la exposición ALFARERÍA TRADICIONAL DE ESPAÑA: ritos y creencias populares, trae a Avilés piezas relacionadas con el cristianismo, con símbolos fálicos, con costumbres populares, otras decoradas con formas zoomorfas u otras que sirvieron para realizar ritos, brujería, conjuros y desconjuros, mal de ojo, guardar ungüentos, despedir a los muertos o que fueron amuletos protectores.
Por la cosmogonía de símbolos que aportan las vasijas, con el fin de aportar mayor claridad a la parte cultural y emocional relacionada con esta topografía de trazos, formas y relieves, se ha realizado una clasificación por grupos, atendiendo al elemento simbólico o uso ritual principal cuando coincidan varios en un mismo objeto: Amuletos, Brujas, hechizos y conjuros, Costumbrismo, Iconografía local, Ideogramas cristianos, Remedios populares, Ritos y creencias, y Símbolos representativos.
Por ello, es posible encontrar piezas similares en grupos diferentes motivado por tener un rasgo o característica fundamental que la diferencia del resto y la encasilla en ese otro grupo (por ejemplo, un cántaro de moza de Burgos, que debiera estar recogido en Costumbrismo, aparece en Ritos y creencias populares, por tener este cántaro una historia relacionada con su propietaria, sometida la pieza a un ritual para conseguir el amor de la joven).
Es indudable el valor etnográfico de las Jornadas de Alfarería que se celebran en Avilés, impulsadas por ANMinvestigación y patrocinadas por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de la ciudad; y lo es tanto por el tipo de actividades que conforman su programa (ver programa) como por la rigurosidad de la información y el tipo y volumen numérico de formas que han pasado por esta localidad asturiana (cerca de un millar de piezas originales y de diferentes antigüedades han sido expuestas en el CMAE, en las nueve ediciones de las Jornadas).
Toda esta tipología ha sido rigurosamente inventariada y catalogada y procede de los más importantes coleccionistas españoles de alfarería, caso de Vicente Alvado (Alicante), quien se sumó a las Jornadas en la pasa edición y que ahora aporta una treintena de piezas extraordinarias, como los jarros de cofradía y ollas de novia, o varios morteros con cabezas de moro, o curiosas ollas de conjuros. Desde estas páginas le deseamos que, junto a su esposa y compañera Keti, en breve vean cumplido su proyecto fundacional para abrir al público en Alicante su extensa colección y que engrose de ese modo el patrimonio cultural español.
Otro coleccionista que transciende fronteras por la importancia de su colección engrosada por varios miles de piezas es Sergio Sabini (oriundo de Montevideo. Uruguay, él y su colección tienen su asiento en Barcelona), cuyas piezas llegan a Avilés por primera vez para que el espectador pueda contemplar formas y acabados singulares y sorprendentes, enriqueciendo la muestra vasijas raramente vistas antes, como los aguamaniles con salamandras, botijos con el «árbol de la vida» o las ollas de brujería.
Un lugar donde la brujería y los rituales esotéricos tuvieron fuerte presencia en los albores de la historia reciente de España, fue la zona nororiental de la Península (comunidades de Aragón, La Rioja, Navarra, Euskadi...) y de donde provienen perfiles alfareros relacionados con conjuros, aojamientos, hechizos y brujería; piezas únicas de un enorme valor cultural, que proceden de la colección de Enrique Martínez Glera (Logroño). Tras el paso de este importante coleccionista e investigador por las pasadas Jornadas en 2016, colabora nuevamente con vasijas tan raras y curiosas como las ollas de brujería, las tejas del alma, los platos de sal para despedir a los muertos o una colección de botellas «belarminas», réplicas de las utilizadas en los siglos XVI y XVII, fabricadas en gres y cocidas a la sal en alta temperatura (1.300 Cº) en el alfar de Toño Naharro, en Navarrete.
Galicia, tierra de meigas, fue infierno de las sombras en los tiempos primitivos y donde el Río del Olvido hermano del legendario Lethes, el orensano río Limia, se decía que manaba en el otro mundo y que, quienes lo atravesaban, perdían la memoria, y que no eran las personas vivas, sino las muertas.
Cuenta la historia que cuando Décimo Junio Bruto se encontró con este río hacia el año 135 a. C., para que sus huestes se atreviesen a cruzarlo tuvo que arrebatarle el estandarte al signífero y atravesar las aguas del Limia portándolo, alcanzando la otra orilla desde donde gritó los nombres de sus soldados, uno por uno, para demostrarles que no había perdido la memoria y que era seguro cruzar aquel caudal. Tanta historia y tan densa de culturas trae consigo una riqueza de formas alfareras de las que, varias de ellas, llegan a Avilés desde la selecta colección de alfarería gallega Rosa Carballés, piezas relacionadas con la noche de san Juan, con la Inquisición, con el tránsito de la muerte y con las costumbres de un pueblo festivo, amable y culto.
El EQUIPO ADOBE (Madrid), representado por Lucia Blesa y Domingo Sanz (Madrid), sin olvidar al resto de componentes del equipo, Ana Sanz y Severiano Gamo, es un grupo asiduo en las Jornadas de Alfarería de Avilés. Su colaboración es tan importante en estas Jornadas que son un fundamental motor en el proyecto de investigación, catalogación y difusión de la alfarería tradicional española que subyace en la iniciativa. Propietarios de una de las más sólidas colecciones de este campo de la etnografía, en la presente ocasión, ceden un buen número de vasijas en las que se pueden ver vírgenes y santos, el Avemaría, otras son cántaros de novia, ollas de ungüentos, benditeras, tapas de curandera u otras de semejante singularidad.
Los fondos de ANMinvestigación (Asturias), entre los que destaca la alfarería asturiana, también son parte de esta muestra que reúne en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones 120 piezas extraordinarias, un conjunto de tipos y acabados con un importante valor cultural que convierte a Avilés en ciudad de referencia para el estudio y la divulgación de la alfarería tradicional española, como así lo demuestra el interés de los investigadores que llegan cada edición hasta el CMAE para documentarse y hacerse con el catálogo de la muestra como herramienta de consulta, y de las personas de diferentes partes del mundo que se interesan por estas Jornadas.
Complementan la exposición varias fotografías cedidas gratuitamente por diferentes instituciones nacionales e internacionales con las que se pretende facilitar la comunicación entre vasija, espectador y uso; escenas que acercan a ese espectador a otros tiempos en los que la forma de vida era tan diferente a la actual, y que hay que entender y evitar que el olvido la borre de nuestra memoria.
Estas imágenes han sido cedidas desinteresadamente por las siguientes instituciones:
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Es obligado recalcar que el privilegio de contemplar las colecciones de alfarería tradicional que pasan por el CMAE -son colecciones únicas en el mundo-, y de que Avilés por ello tenga eco en otros lugares, es gracias a la implicación de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Avilés que patrocina la actividad y apuesta por la cultura etnográfica, y a la generosidad y compromiso con este proyecto cultural de los coleccionistas que ceden parte de su patrimonio (algunas son sus piezas más preciadas y las ceden de manera excepcional y desinteresada) con el que se da forma a las Jornadas de Alfarería. A todos ellos, gracias.
Ricardo Fernández
Comisario de la exposición
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