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La tercera edición del Concurso de Microrrelatos "Día del Libro", organizado por la Red de Bibliotecas Públicas Municipales de Avilés, ya tiene ganadores y ganadoras. Se trata de Carla Fernández Molina y Emilio Rodil García, ex aequo, en la categoría de
Conformaban el jurado Begoña Mediavilla, técnico especialista en biblioteca de la Biblioteca de Tecnología y Empresa de la Universidad de Oviedo; Gloria Sánchez, auxiliar de biblioteca de la Biblioteca Bances Candamo; Montserrat Machicado, responsable de la Estaya de la Llingua del Ayuntamiento de Avilés, y como secretaria, Teresa Pasarín, bibliotecaria de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Avilés.
Se presentaron un total de 59 relatos, de los cuales seis fueron excluidos al no cumplir los requisitos establecidos en las bases. La mayoría de los textos procedían de Avilés y municipios limítrofes, pero también han llegado desde Valladolid y Zaragoza.
En categoría de
En la de
En la de
Finalmente, correspondientes a la categoría de mayores de edad llegaron 30 propuestas válidas para concursar, alzándose con el triunfo Aitor Álvarez Gómez, con el seudónimo Ron Stard, por su "Hoy en nuestro programa".
Entrega de premios
La entrega de premios tendrá lugar el martes, 25 de abril, a las 18.30 horas en la Biblioteca Bances Candamo y contará con la asistencia de la concejala de Cultura y Promoción de Ciudad de Avilés, Yolanda Alonso Fernández. Las personas galardonadas recibirán un diploma y un lote de libros.
MICRORRELATOS GANADORES
Categoría de
En una soleada tarde de primavera, Ana, una niña de ocho años, estaba jugando al balón en el parque de Ferrera de Avilés.
El balón botó, rebotó y paró al lado de un banco. Encima del banco había un libro. ¡Estaba solo! Lo abrió y en la primera página vio el nombre de una niña, María, seguido de sus apellidos. Se sentó a leerlo y no se movió hasta que terminó. ¡Era divertido! Entonces pensó: María se sentirá muy triste porque ha perdido su libro. ¿Cómo puedo devolvérselo? En se momento tuvo una idea y dijo:
-Abuelito, acompáñame a la biblioteca y preguntaré si conocen a María.
El bibliotecario miró en su ordenador y la encontró. ¡Que alegría! El bibliotecario llamó a María para decirle que Ana había encontrado su libro.
Ana y María acordaron verse el sábado por la mañana en la entrada de la biblioteca. Las dos llevaría una margarita en la mano. ¡Era primavera!
Y llego el sábado. Ana estaba emocionada. ¡Por fin, conocería a María! Cuando entraron en la biblioteca, se miraron, sonrieron y se dieron un abrazo. Y ese fue el comienzo de una gran amistad.
Categoría de
Un día, en Italia, Sicilia una familia muy numerosa comía a bordo del transatlántico. De repente la embarcación se quedó a oscuras y se hizo el silencio. Cuando las luces se encendieron el jarrón de oro del comedor ¡había desaparecido!
La familia fue a ver al capitán para comentarle lo que había sucedido. Él lo comprendió y les pidió que encontraran ellos el jarrón.
Nico, el hermano pequeño, miró un libro sobre detectives y dijo: Primero tendremos que buscar pistas.
Así que toda la familia se puso a buscarlas. Después de mucho rato buscando, apareció un misterioso pelo largo, rubio y liso. A continuación, vieron un rastro de pelos largos, rubios y lisos.
Lo siguieron hasta llegar a una habitación muy grande.
Allí encontraron de espaldas sentada a la ladrona con el jarrón. Le dijeron que no podía salir de allí y fueron rápidamente a avisar al capitán de lo sucedido.
Cuando llegaron el capitán no estaba, así que volvieron a la habitación grande donde estaba la mujer de pelo largo, rubio y liso y al hablar con ella se dieron cuenta de que llevaba peluca.
Debajo de la peluca se escondía el capitán.
FIN
Categoría de
Me llamo Teo. Nací en Valencia y cuando apenas tenía dos meses me vine para Asturias. Me dio mucha pena dejar mi casa, allí vivía en una casa supergrande y tenía muchos hermanos y amigos con los que jugar. Mi nueva casa no era tan grande y cuando llegue no tenía amigos con los que jugar, al principio me escondí pero después de un rato salí de mi transportín porque, aunque soy un perro muy pequeño, soy muy valiente. Me sentía muy solo y echaba mucho de menos a mi familia pero luego por la tarde llego una niña que se llamaba Claudia y empezó a jugar toda la tarde conmigo. Desde ese día no se ha separado de mí. Es muy cariñosa y a pesar de que siempre tiene un libro en la mano siempre encuentra tiempo para estar conmigo, jugar y pasear. No la cambio por nada, estoy muy feliz con mi nueva familia y no me arrepiento de haber hecho ese viaje tan largo para venir hasta aquí. Estoy más feliz que nunca.
FIN
Categoría de
Sabela nun sabía lo que ponía nesi llibru. Llevaba tola vida queriendo sabelo, pero cuando llegó’l momentu, nun yera quien a abrilu. Esi llibru llevaba en casa munchísimos años y nin so pá nin so ma fueron capaces de lleelu. Nesi llibru, dientro, usada como marcapáxines, taba la cabera carta qu´escribiera la so bisgüela Felisa, xusto antes de que la metieren nuna fosa común. La güela Maruxa nun quería que nadie lleera esa carta; dicía que pa qué remover el pasáu, que si la mataren por dalgo sedría. Y agora que la so güela morriera, ente llárimes, la nieta quería conocer les últimes pallabres escrites de la so antepasada.
Categoría mayores de 18 años. "Hoy en nuestro programa", de Aitor Álvarez Gómez
—Tenemos el honor de entrevistar a Beatriz Ibídem, nuestra escritora más vanguardista, que viene a presentar su libro "Alimentos sugeridos para un manifestante". Bienvenida, Beatriz.
—Gracias, encantada.
—Parece ser que nos traes un recopilatorio.
—Así es. A lo largo de mi carrera, he ido dejando frases célebres aquí y allá en manuales de instrucciones, recetas médicas, advertencias... He recopilado las mejores en esta obra.
—Veo que están muchos de tus textos más memorables: «Aplicar con suave masaje en las manos», «Consulte a su médico de cabecera», «Ingredientes: Agua, alcohol, fluoruro de sodio»... ¿Cuál de todos es tu favorito?
—Sin duda, el de la posología de unos suplementos de hierro. Es un fragmento especialmente conmovedor por el que mucha gente, y no necesariamente con anemia, me ha felicitado frecuentemente.
—Sí, es un pasaje inolvidable. Pero ¿crees que, pese a la utilidad y riqueza de tu obra, estás algo encasillada en este nicho de prontuarios?
—Alguna vez me lo han comentado, pero actualmente estoy escribiendo algo muy diferente para sacudirme esa etiqueta.
—¿Y de qué se trata?
—Es una novela de misterio y terror: el manual de instrucciones de una lavadora.
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