El rock más clásico, desnudo, apegado a las raíces y lleno de soul, regresa al escenario de la Factoría Cultural de la mano del trío estadounidense Handsome Jack, que ha situado Avilés como un enclave fijo en sus visitas a España. Ellos son los encargados de cerrar el ciclo de primavera de Factoría Sound. Este sábado, 10 de junio, a las 21.00 horas.
Las entradas, a un precio de 10 euros en venta anticipada, 12 el día del concierto, se pueden adquirir en los canales habituales, la taquilla de la Casa de Cultura y en la web https://uniticket.janto.es/palaciovaldes/.
Largas melenas, pobladas barbas y bigotes mineros al estilo del recientemente fallecido David Crosby, aunque ellos beban más de la Creedence y el lampiño John Fogerty. Al fin y al cabo se trata de rock, no de estilos capilares, pues los Handsome Jack se envuelven del sonido más desnudo, de ese rock más forestal que los emparenta con el blues.
No en vano, Jamison Passuite (guitarra), Joey Verdonselli (bajo), y Bennie Hayes (batería), proceden de los conocidos parajes de la frontera entre el Estado de Nueva York y Canadá, de Lockport, cerca de donde se precipitan las cataratas del Niágara. Aunque las armonías vocales con las que juegan los tres suenen tan de la costa oeste de los Estados Unidos.
No obstante, su música ofrece un compendio de los mejores sonidos del país norteamericano, como si en su formación hubieran obtenido un master en Chicago; una especialización en Memphis, Tennessee, y un doctorado en Muscle Shoals, cuna del soul.
Boogie y rock sureño toman cuerpo en una banda que se ha ganado la admiración de referentes como Chris Robinson, de los Black Crowes, o Zachary Gabbard, de Buffalo Killers, que les produjo su primer disco. En los Jack se encuentran reminiscencias de los Blue Cheer o la J. Geils Band; de rock psicodélico o blues rock; de la etapa norteamericana de los Stones o de contemporáneos como The Sheep Dogs o Hold Steady.
Si su "Get Humble", tercer álbum, es el crisol en el que convergen todos esos orígenes dando forma a un sello propio, su directo supone un viaje en el espacio, trasladando al público a un honky tonk. Al fin y al cabo, no hay mejor lugar en el norte para saborear la música de raíz estadounidense que el Factoría Sound de Avilés.
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