Contacto

Avilesinos, avilesinas, acabamos de dar inicio, con la lectura del pregón, y del desfile de carrozas, a una de las fiestas más queridas de esta ciudad: las tradicionales fiestas de El Bollo.

Una fiesta centenaria, en el corazón de una ciudad milenaria, que expresa el espíritu de unidad, colaboración y concordia que en su día se erigió como elemento de confraternización entre los barrios de Rivero y Sabugo, y que hemos sabido convertir, a lo largo de estos años, en una demostración de esos valores con los que Avilés siempre afronta su futuro.

Valores que El Bollo representa a través de una gran comida en la calle, en la que nos juntaremos mañana más de 15.000 personas para compartir mesa, mantel y bollo, llenando todas las calles de Avilés de alegría, convivencia y hermanamiento.

Este año, además, de nuevo volvemos a vivir un momento especial. Nos acompaña una delegación de nuestra ciudad hermanada San Agustín de la Florida, encabezada por su vicealcaldesa, Roxanne Horvath. En el mes de agosto celebramos el primer centenario del inicio de nuestras relaciones diplomáticas. Muy pocas ciudades tienen el orgullo de poder decir que mantienen unas relaciones tan longevas e importantes perteneciendo a continentes tan diferentes. Un hermanamiento que hoy nos otorga una gran proyección ante el futuro, siempre impulsada en ese gran nexo histórico en torno a la figura de Don Pedro Menéndez, que nos recuerda la importancia de nuestra realidad milenaria. Ninguna otra ciudad de Asturias puede decirlo.

Porque Avilés posee una historia que nos diferencia y singulariza en el acervo histórico de Asturias, y de la que, sin duda, nos sentirnos muy orgullosos.

El Bollo refleja la continuidad entre nuestra historia y nuestro futuro, celebrando la llegada de la primavera como renacer de la vida ante el final del invierno. Esa forma de construir nuestra historia colectiva, renovando fuerzas y oportunidades, y que es tan propia de Avilés, viene representada por nuestras Xana, Xanina, y sus Damas de Honor, grandes valedoras de El Bollo.

Y como las fiestas de El Bollo son un elemento de orgullo para Avilés, cada año elegimos a aquella persona de la que nos sentimos especialmente orgullosos como ciudad. Este año hemos elegido a uno de los mejores percusionistas de nuestro país. A Tino di Geraldo, que lo acabamos de escuchar.

Tino es uno de esos avilesinos que nació en la España del exilio, en Tolouse. Aquella ciudad francesa que, en un momento de especiales dificultades, acogió a cientos de españoles que, en unos casos huían de aquella España oscura de la dictadura y en otros de la pobreza. Tino conoció Avilés cuando su familia retorna a sus orígenes, con la apertura de nuestra democracia, en 1977. En ese contexto comienza la carrera de uno de los mejores percusionistas de nuestro país.

Es cierto que Avilés es tierra de grandes músicos. Pero sin duda Tino es uno de los músicos más polifacéticos del país. Sus manos dominan sonidos, ritmos y músicas, procedentes de mil y un lugares y culturas, pero como él nos explicaba, siempre en coexistencia con su pasión por Avilés. Por su sangre corre su origen avilesino y la magia de la música, gran herencia de su abuelo, como tantas veces me contó su tía Nelly Fernández Arias, una gran melómana, que además de amiga también fue pregonera de estas fiestas en 2011. Y Tino ha recordado a su hermana, Tina, una gran música que falleció en un accidente siendo muy joven. Posiblemente si Tina hoy estuviera con nosotros haría alalimón con Tino, con su hermano, este pregón porque sin duda sería una gran música.

No quiero alargarme más. Agradecer a Tino que haya accedido a mi petición de que hoy sea el pregonero de las fiestas de El Bollo, y a todas las personas y entidades que hacen posible que las fiestas de El Bollo sean cada año unas fiestas de referencia nacional.

Muchísimas gracias a todos y todas las que participáis en ella y la hacéis una fiesta maravillosa de primavera. ¡Viva El Bollo y que empiece el desfile!