Culture
Sofia Beça y Pablo Hugo Rozada en "Occidente y Oriente" entablan un diálogo sobre la forma de entender la cerámica
11 oct. 2022
La exposición se puede visitar de forma gratuita en el CMAE hasta el 11 de diciembre de martes a domingo de 18:00 a 21:00 horas

 

El Certamen “San Agustín” de Cerámica de Avilés alcanza su vigésimo séptima edición, una cita de renombre que siempre se ha caracterizado por atraer hasta la ciudad las obras más selectas de esta disciplina y a los artistas más destacados. En esta ocasión Sofia Beça (Oporto, 1972) y  Pablo Hugo Rozada  Pola de Siero, 1964) dan cuerpo a la exposición Occidente y Oriente que se puede visitar en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones CMAE (C/ Llano Ponte, 49).

La inauguración de la muestra Sofia Beça/Pablo Hugo Rozada. Occidente y Oriente,  tendrá lugar esta tarde y se podrá visitar en el CMAE hasta el 11 de diciembre, de martes a domingo, de 18 a 21 horas. Sofía Beça nos propone un recorrido retrospectivo que abarca desde 2005 hasta 2022. Pablo Hugo ha preferido presentar obras más recientes realizadas a lo largo de los dos últimos años.

Sofia Beça comenzó su formación en cerámica en la Escuela de Artes Decorativas Soares dos Reis de su ciudad natal, a finales de la década de los ochenta. Siempre con el gres como medio y con el empleo del horno de leña, con el que parece mantener una relación apasionada, obtiene unas superficies ásperas, en ocasiones quebradas, en una clara trasposición de la materia primigenia, gres de distintos colores que, simplemente, ve modificado su cromatismo por la acción del fuego. Eso se ve ya en la más antigua de las piezas presentadas, Delimitação território, de 2005 y va a mantenerse en todas las demás.

Pablo Hugo Rozada se inició en el mundo del arte de manera autodidacta si bien sentía cerca el influjo de su padre, el escultor Tino Rozada. De una o de otra forma se dedica a las artes plásticas desde la década de los noventa, compaginando pintura, escultura y fundición artística en la que alcanzó un alto grado de maestría. Su actividad profesional le ha llevado a la práctica artística y también a la 9 educativa, especialmente desde la puesta en funcionamiento de la Factoría Cultural de Avilés donde ha impartido enseñanzas tanto de cerámica tradicional como creativa.


 

Texto de Ramón Rodríguez para el catálogo de la exposición.


"Los dos, Sofia y Pablo, no nos equivoquemos, son occidentales; los dos conocen la frase de Josep Llorens Artigas con la que cerraba mi texto correspondiente al Certamen del pasado año: “A través de la cerámica es posible llegar al arte puro. Los chinos y los japoneses son los únicos pueblos que lo han logrado verdaderamente; para ellos, el gres y la porcelana tenían un valor expresivo tan poderoso como para nosotros pueda tenerlo la pintura, sólo que más hermético”. Me repito, sí, pero no encuentro mejor argumento para aclarar la posición –y el valor– que el ARTE de la cerámica debe –debería– tener en el contexto general de la práctica artística".

"Los dos, sin saberlo, jamás pensaron, como en la frase de García Lorca que reproduzco en la entradilla, que su poesía pudiera llegar a juntarse. Ambos tienen tras de sí una trayectoria ya larga y si bien el empeño de Sofia fue, desde el comienzo de su carrera, el de intentar conseguir que la cerámica no fuese considerada una hermana menor en la familia de las artes plásticas, el camino artístico de Pablo Hugo fue dilatado y poliédrico –pintura, escultura, hasta animación cinematográfica– y en ambos casos la meta final no va a ser otra que la de la tenacidad".

"Esta convocatoria, en continuidad a la de 2021, es la segunda ocasión en la que la organización propone un incruento “enfrentamiento”, un diálogo, entre dos maneras de entender la cerámica y, para asombro de los coordinadores, a medida que íbamos conociendo las obras que finalmente van a figurar en la exposición, sus trabajos no estaban tan alejados los unos de los otros y hasta fuimos encontrando similitudes formales, cromáticas y hasta, profundizando un poco, estéticas".

"Ese Oriente que evocaba Llorens Artigas, inseparable de todo aquél que quiera ser ceramista –¿escultor ceramista?– está presente en lo más profundo de las propuestas de Sofia y no cabe duda que, desde un punto de partida bien distinto, lo está también en las de Pablo Hugo. Resulta, pues, que más que una confrontación –el espectador podrá notarlo– lo que resulta es un concierto y que ese eslogan tan conocido y utilizado, “tan lejos, tan cerca”, casa a la perfección con estos dos ceramistas, portuguesa y español, Occidente y Oriente cercanos, para una y para otro".

"De lo que no cabe duda es que los dos aportan su granito de arena para que la idea fundacional del Certamen, la de hacer ver que la cerámica es un medio artístico tan digno, tan valioso y tan MAYOR como pueda serlo cualquiera otro, no se pierda de vista. Sofia nos propone un recorrido retrospectivo que abarca desde 2005 hasta 2022; Pablo Hugo, por su parte, ha preferido presentar obras más recientes realizadas a lo largo de los dos últimos años".

"Sofia Beça (Oporto, 1972), dueña de un currículo artístico verdaderamente apabullante, comenzará su formación en cerámica en la Escuela de Artes Decorativas Soares dos Reis de su ciudad natal, a finales de la década de los ochenta, para bien pronto decantarse por la especialización con diversos maestros como Emidio Galassi y, de manera especial, con Arcadio Blasco a quien ella considera su gran maestro. Desde que en 1997 celebrase su primera muestra individual en el Museo de Alfarería de Barcelos, ha pasado por las más importantes galerías y museos dedicadas a la cerámica en Portugal, España y Países Bajos, del mismo modo que lo ha hecho en colectivas, simposios y Bienales Internacionales de Cerámica en Japón, Argentina, Francia, Corea del Sur, Austria, Túnez, Egipto, Polonia, Alemania, Dinamarca, China, Letonia, Turquía, Grecia, Italia, Eslovenia, Rusia y Hungría".

"Algunos de esos países acogen obras públicas de su autoría, es miembro de la Academia Internacional de Cerámica y es destacable su papel como coordinadora de los Encuentros Internacionales de Ceramistas en Boassas (Portugal), a cuya actividad fue dedicado, en 2006, el 12º Certamen San Agustín de Cerámica de Avilés. Aquella participación de Sofia, con unas piezas tituladas Refugio, van a facilitarnos el acercamiento a la artista –por más que a ella no le guste en demasía el término– para entender que la suya es una evolución rigurosa y coherente que nunca olvida la procedencia del material y los medios con los que trabaja. La tierra es el medio, del mismo modo que la tierra es, también, la idea, el concepto. Basta ver los títulos de sus obras en las que en repetidas ocasiones han estado incluidas, a lo largo de su carrera, las palabras, montaña, valle, sendero, jardín, territorio… contenedores del ser humano, en suma, lugares".

"Pero también conceptos que nos pueden remitir a sentimientos un tanto abstractos como falsedad, amor, desilusión… y no olvidemos la percepción de orígenes, hábitat o sedimento aplicables tanto a lo formal como a lo conceptual. Sofia se exige siempre, se exprime, y está convencida de que la verdad, a la que llegará al final de sus obras de una manera simbólica, debe ser sentida previamente y proceder de las experiencias vitales, de su deambular por la naturaleza y, cómo no, de la aprehensión, directa o indirecta, de las enseñanzas de sus maestros e incluso de la reciprocidad con sus colegas".

"Siempre con el gres como medio y con el empleo del horno de leña, con el que parece mantener una relación apasionada, obtiene unas superficies ásperas, en ocasiones quebradas, en una clara trasposición de la materia primigenia, gres de distintos colores que, simplemente, ve modificado su cromatismo por la acción del fuego. Eso se ve ya en la más antigua de las piezas presentadas, Delimitação território, de 2005 y va a mantenerse en todas las demás".

"Cabe destacar que para Sofia las pequeñas obras, ejemplos pueden ser –Marcamos em par, Conquista o Pequenas Montanhas de 2017, 2018 y 2020– nunca pretenderán convertirse en objetos decorativos por más que lo parezcan, algo que ocurre también en las composiciones modulares –Regresso às origens, Vale, Voltar às origens, de 2015, 2018 y 2019 respectivamente– ampliamente representadas en la exposición".

"Una última consideración sería ese gusto de Sofia por las instalaciones y también, como ella misma ha manifestado, la influencia e incorporación del agua en sus obras más recientes –Pool, Termal bath o Ilhas, todas de 2022– a raíz de su estancia en Hungría, concretamente en Ketcskemét, ciudad de aguas termales –y ceramista– en la que ha trabajado recientemente. Precisamente en esa última pieza citada, la incorporación del agua como elemento imprescindible en la composición, vuelve a incidir en esa ya citada interacción de todo, forma y concepto, en las obras de Sofia Beça. Así, tierra, aire, fuego y agua, los cuatro elementos de la naturaleza son perceptibles en un planteamiento, ya lo hemos expresado con anterioridad, que se basa en la mirada al entorno".

"Pablo Hugo Rozada (Pola de Siero, 1964), se inició en el mundo del arte de manera autodidacta si bien sentía cerca el influjo de su padre, el escultor Tino Rozada. De una o de otra forma se dedica a las artes plásticas desde la década de los noventa, compaginando pintura, escultura y fundición artística en la que alcanzó un alto grado de maestría. Un tanto tardíamente realizó estudios reglados, primero de Alfarero Ceramista en la Escuela de Cerámica de Avilés y más tarde se diplomó en Restauración y Conservación de Bienes Culturales, especialidad de Escultura por la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias"

"Su actividad profesional le ha llevado a la práctica artística y también a la educativa, especialmente desde la puesta en funcionamiento de la Factoría Cultural de Avilés donde ha impartido enseñanzas tanto de cerámica tradicional como creativa. No muy dado a la exposición de obras, realizó su primera muestra individual en la Casa de la Juventud de San Martín del Rey Aurelio y desde entonces ha expuesto en diversas galerías asturianas".

"Es de destacar su labor como coordinador y también como autor de los moldes que sirvieron de soporte en varias muestras de escultura urbana como los proyectos Diálogos con Carreño y Eugenia –ambos en conmemoración del quinto centenario del pintor Carreño Miranda– Enfocado, todos en Avilés; PolArte, en Pola de Siero; Épiderme d´O en Saint-Nazaire (Francia) y ObeliskArt450 en St. Augustine de La Florida (EEUU). Colectivamente ha participado en varias ediciones del Certamen San Agustín de Cerámica y en la Bienal de Aveiro (Portugal)".

"Desde sus inicios en el mundo de la cerámica, la relación con la pintura ha sido siempre una constante en la concepción y realización de una obra en la que pesa, y mucho, el afán investigador sobre la técnica en sí misma pero sin dejar al margen las tradiciones y los acabados. Sus últimos tres años de trabajo, en los que no debe quedar muy al margen el aislamiento que supuso la pandemia, fueron también los de dirigir su mirada a la cerámica oriental, sea la japonesa, sea la china, tratando de emular en lo posible la tradición de los shokunin, aquellos maestros para los que el tiempo no parece discurrir; Pablo Hugo Rozada así lo manifiesta: “reivindico la filosofía del buen trabajo artesanal realizado con la mayor perfección viable, durante todo el tiempo que sea necesario y con el mayor respeto posible a la tradición”.

"Y de esa intención surgen la serie de piezas que le han supuesto, de nuevo con sus palabras: “más de doce meses de trabajo diario, intenso y concentrado en los que me he dedicado, casi en exclusiva, a esta idea, a su crecimiento y mejora”. Y de esa entrega han surgido, eso parece, dos grandes líneas de trabajo: por una parte piezas como las macetas para bonsái, linternas, incensarios y pequeñas teteras que fusionan lo ornamental con lo funcional de las que Balanceo I, Balanceo II o Equilibrio nos valdrían como ejemplo, mientras que otro grupo es el de las obras de resolución minimalista, geometrías esenciales, destinadas a ser elementos constitutivos de instalaciones o conjuntos volumétricos o bidimensionales que vendrían ejemplificadas por obras como Shokunin desordenado, Degradación del cromo o Contrastes".

"De nuevo leemos la declaración del artista: ”…me inspiran las tradiciones orientales y su gran respeto por la naturaleza y por el trabajo completamente artesano y a las que intento aportar la visión occidental”. Por ello, no es de extrañar que, de una u otra manera, aparezcan en sus trabajos las referencias a técnicas o formas milenarias como el bonsái, el ikebana, el feng shui, chawan o kurama sin olvidarnos del papel que en algunas composiciones van a jugar las sombras (chinescas)".

"Hay una pieza en la exposición, La mala madre, en la que el artista se vale de una técnica tradicional japonesa muy antigua, kurinuki, que consiste en vaciar interior de un cuenco previamente extraído de una pella de barro o gres y buscando la dualidad u oposición de zonas lisas y rugosas. Es una forma de hacer cerámica, sí, pero también lo es de meditación; a la larga, el horizonte estético contemplado en los últimos tiempos por Pablo Hugo Rozada".

Apunte final. "Esta es la vigésimo séptima convocatoria de un evento, antes lo decíamos, que apareció, casi como de la nada –o en la nada– en el ya lejano año 1995 y con la inequívoca propuesta de apostar por la cerámica como una técnica artística tan válida como lo pudiese ser cualquier otra por más que en aquellos momentos muy pocos aceptasen el envite e, incluso, lo despreciasen".

"No voy a ser tan iluso como para creer que se ha logrado por completo, pero algo del camino se ha desbrozado. Y llegados a este punto me viene a la memoria una frase de Shoji Hamada, ese ceramista japonés que, en sintonía con Bernard Leach, abrió las primeras vías para acercar, y para simbiotizar, la cerámica oriental con la occidental. Decía Hamada, y no estaba muy descaminado, que “Incluso una mala olla tiene algún uso, pero con una mala pintura no hay nada que puedas hacer con ella, excepto tirarla”.

"Es obvio que Sofia Beça y Pablo Hugo Rozada no hacen ollas, como ya no las hacen tampoco otros muchos ceramistas; algunas de sus obras, presentes en la exposición, pueden lindar con lo utilitario, con lo primigenio de los objetos cerámicos, pero su intención se aproxima más a conceptos estéticos superiores. Y lo hacen porque al igual que Hamada, eso creo desde lo poco o lo mucho que conozco a Sofia y a Pablo Hugo, asumen lo que él proponía: “... Solía pensar que el gran arte o las grandes cosas venían como de la raíz de un árbol, pero a medida que lo veía crecer pensé que no, que venía de las ramas, más tarde pensé en las ramitas y en las hojas y en los brotes del árbol... ahora ya lo sé: vienen desde el corazón”. Efectivamente, las obras que nos presentan, en ambos casos y con planteamientos que pueden parecernos dispares, no son otra cosa que tierra, agua y fuego en las que, tras mirarlas y sentirlas con detenimiento, notaremos su latido".

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