Calle Galiana
Es, junto con la de Rivero, de las más singulares y populares calles de la ciudad. La parte soportalada, contemplada desde su inicio en la plaza Álvarez Acebal, forma un encantador laberinto interminable a la vista.
Construida en el siglo XVII, coincidiendo con la expansión de la ciudad fuera del conjunto amurallado. Tiene una gran zona totalmente soportalada: son 252 metros a cubierto. Muchos de los edificios construidos entonces siguen hoy existiendo sin muchas alteraciones.
El modelo constructivo se basa en lo que ya era tradición en la ciudad: el soportal, que cobijaba de la lluvia y del sol a los artesanos, cuya actividad era muy intensa, y los lugareños que se dedicaban a estos menesteres podían trabajar bajo techado al aire libre, teniendo el almacén en la planta baja y la vivienda en el piso superior. Presentan una singularidad respecto a otras calles soportaladas: las partes traseras de las viviendas tenían, y tienen, su huerto, con lo que los moradores disponían de una buena despensa alimenticia y también servía para cobijar, preferentemente, ganado vacuno.
Otra característica de Galiana es el pavimento de los soportales, dividido en dos partes: empedrado para el tránsito de ganado y otro de loseta para los ciudadanos. Hay que resaltar las espléndidas balconadas que dan a la calle, algunas de ellas de época. En el lateral final se levanta la capilla de Jesusín de Galiana, en origen del siglo XVII aunque la fábrica actual es del XIX.
Todo ello hace de esta calle un incomparable espacio urbano, hoy reconvertido en zona lúdica. Desde 1987 se ha singularizado festivamente por discurrir por ella el Descenso Fluvial, el evento más original de las fiestas de carnaval (o antroxu) avilesino, el más destacado del norte de España.
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